Magazine > Extra
Marc Márquez se acerca a los récords con su sexto título del mundo. Una temporada muy compleja, con muchos rivales, pero que ha finalizado en Valencia con un nuevo entorchado. Estas son las claves de su triunfo.
Primera: La pretemporada
La pretemporada no le pintaba nada bien a Marc Márquez, que además de sufrir con su propia moto, tenía nuevos rivales en monturas más competentes, como es el caso de Maverick Viñales. Marc Márquez afrontó la pretemporada al más puro estilo de “Juego de Tronos”, en plan “Winter is Comming”. Maverick Viñales empezaba muy fuerte desde los primeros tests. La prensa le llamábamos (copiando a los aficionados de Twitter) el “AntiMárquez” y Viñales aceptaba el mote sin complejos. Marc callaba, trabajaba, daba vueltas, se reunía con sus ingenieros.
Segunda: Aguantar el tirón
Primavera, y la presión ya se hacía latente. MotoGP es un clamor y solo se escucha: Maverick Viñales no es que vaya a ganar este año; es que va a arrasar. Marc tiene un comienzo irregular, sin podio en Qatar y con caída en Argentina, y Maverick ganó de calle las dos primeras carreras, saliendo sexto en parrilla en Termas de Río Hondo. A todo esto, Valentino Rossi, cada vez más mayor, pero no menos competitivo, siempre en el podio. Marc sabe como funcionan las coasas, ya no es el rookie, y sabe que la fuerza final no debe salir únicamente de él, Marc sabe que su equipo le puede ayudar en muchos sentidos, y se apoyó en ellos. No hablo de HRC ojo, sino de su esquina del box. Venía una cita importante: Austin. Y Marc ganó en su feudo “yankee”. Y aguantó el segundo puesto de parrilla de salida, en el podio del GP de España en Jerez. Pero se cayó en Le Mans; y acabó sexto en Mugello. Márquez necesitaba soluciones; y apoyo. Lo primero aún no llegaba. Lo segundo le salvó.
Tercera: El punto de inflexión
El Gran Premio de casa, el GP de Cataluña, la segunda carrera de casa de las cuatro que se celebran en España y que son un incentivo para todos los pilotos españoles… y algún que otro italiano. Marc se cae cinco veces entre el libre tres del sábado y el Warm Up del domingo. Y está agobiado. Y Santi Hernández, su jefe de mecánicos, agarra la 14-15 del cerebro y le dice: “Oye, que eres Marc Márquez. Que salgas a darlo todo y que te olvides de lo que opine quien sea”. Y salió a defender el cuarto puesto de parrilla ganado en la pole del sábado con un segundo puesto en el podio, el domingo.
Cuarta: Seguir sin rendirse
Holanda: burocracia necesaria, papeleo: rival eterno se fortalece (Rossi) pero el nuevo, del que tanto se hablaba y tanta atención le robó, fracasa (Viñales)… Y llegamos a Alemania y Marc volvió a girar a izquierdas mejor que nadie para irse líder de vacaciones. Un mes después, se confirmó su hegemonía, en Brno. Pero empieza a aparecer la figura del llanero solitario, del que no corre mucho, pero tampoco frena… Andrea Dovizioso empezaba a vislumbrar en el horizonte, y en Austria le ganó el primer mano a mano épico del año. Lejos de agobiarse, con la experiencia de la mano, supo encajar la situación, la prensa, todo, y ello supo mantenerle al margen de la polémica y los comentarios; Marc sonrió ante una derrota en toda regla. Hubo un episodio peor, en Inglaterra: con todo a favor, pole incluida, su motor dijo basta y el podio de Silverstone fue ocupado por los gallos de Yamaha y un Dovi que ya era candidato al título por derecho propio. Y ante la debacle de HRC a Marc solamente se le ocurrió decir que seguiría como siempre, que no cambiaría nada en el futuro.
Quinta: Ganar ganando y jugársela
Si hay un sitio donde marcar territorio, ese era Misano. De besos a una grada hostil y de rivales viéndole ganar en “su casa” desde casa. En el Gran Premio de Aragón ya fue una confirmación de su éxito; ganando jugándose el todo por el todo sin complejos y exhibiendo unas “salvadas” que hoy parecen lejanas e inocentes. En octubre solo queda una chicane y recta final, y fue un ejemplo de equilibrio, mayor incluso que el de Dovi con dos victorias y un cero virtual. Finalmente, Valencia, territorio español de nuevo, y entonces ése “escritor de guiones” que tiene Marc le dibujó la carrera (y la salvada-salvaje) de su vida. Su entorno le intentó gobernar un 10 puesto, seguro, fiable; pero a nadie se le ocurrió pedirle esto a estas alturas del cuento.
Sexta: la humildad coronada
La celebración este año no tuvo un ápice de su organización, y evidentemente, si había algo trucado, era ese dado. La manera de ganar (en el podio por derecho y de milagro) el título en la última carrera del año le ha dado #93 motivos a los aficionados de MotoGP para reconocer a Márquez como el súper-clase que es; además de ser súper-fan de un Andrea Dovizioso que ha estado inmenso hasta fuera de la pista; sin meterse con Lorenzo. Este 2017 pasará a la historia como el triunfo de un piloto que tenía el mejor equipo de todos los tiempos: el de Marc Márquez.
Séptima: Adaptabilidad a los neumáticos
Michelin es el distribuidor oficial de neumáticos de MotoGP, y algunos pilotos no se cortaron en inflar la crítica precoz y fácil. Marc Márquez ha sido uno de los pilotos, que no solo ha logrado una adaptabilidad perfecta, sino que no ha precisado de cambiar su estilo de pilotaje, y más allá de eso, ha seguido brindándonos esas libradas espectaculares al filo del flanco con una rueda en el aire. Marc Márquez, antes de entrar en la crítica, ha preferido demostrar la eficacia de los Michelin demostrando jugadas y tumbadas que ningún otro piloto ha logrado. Solo alguien que pierde el tren delantero, y lo vuelve a recuperar, podría ser campeón del mundo.