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EN UNA SITUACIÓN COMPETITIVA TENSA, EL CONTROL DE LOS GASTOS ES UNA DE LAS PRINCIPALES PALANCAS PARA LA COMPETITIVIDAD DEL GRUPO.
La situación de China, primer mercado mundial del automóvil, que muestra signos de debilidad e incluso de descenso en los mercados Turismo y Camión, ha obligado al Grupo a revisar a la baja sus expectativas de mercado para 2018.
"Con unas ventas netas en aumento a finales de septiembre, Michelin va bien", matiza nuestro presidente Jean-Dominique Senard. "Sin embargo, nuestras previsiones para finales de año no nos sitúan al nivel de los objetivos que nos habíamos marcado. Para conseguir las nuevas previsiones de resultados es imprescindible el control total de los gastos".
En un contexto económico complejo, cada vez más volátil y con una gran competencia, el control permanente de los gastos es una de las principales condiciones para mantener un crecimiento rentable a largo plazo.
En economía diferenciamos varios tipos de gastos en una empresa: costes de producción y costes de venta, servicios generales y administrativos (SG&A). "Para garantizar el crecimiento y nuestro liderazgo, debemos prestar atención a todos los factores de la competitividad. Es necesario poder jugar con otros elementos que no sean los precios", subraya Yves Chapot, Gerente de Michelin.
Ahora mismo, por cada neumático que se vende a 100 euros, unos 17 euros sirven para pagar nuestros gastos de SG&A. En los gastos generales figuran, entre otros, suministros, informática, telecomunicaciones, desplazamiento, energías, gastos comerciales, salarios fuera de la industria, presupuestos por prestación de servicios, o los relativos a la investigación y desarrollo.
Una buena gestión de estas partidas es fuente de ahorros y contribuye a que los precios de venta de nuestros productos sean más competitivos.
Controlar los costes supone obviamente vigilar el despilfarro y saber tomar decisiones. "También debemos preguntarnos sobre nuestro comportamiento respecto a los recursos de los que disponemos ahora y los del futuro. Tenemos que preguntarnos: ¿cómo podemos hacerlo, en el día a día, con un coste menor? Hemos heredado una serie de reglas que a veces hay que replantearse para adoptar nuevos reflejos frente a los gastos", explica Yves Chapot. "Hay que conseguir renunciar o cuestionarse algunos hábitos de trabajo", añade. "Por ejemplo, estamos intentando reducir el número de condiciones comerciales en varias Regiones. Por una parte, a los clientes les queda más claro y se sienten más satisfechos, pero sobre todo simplificamos el tratamiento administrativo de pedidos y facturas. Ganamos calidad de trabajo y reducimos maquinalmente los gastos".
El control de costes no consiste solo en dar un tajo a una partida presupuestaria, sino sobre todo una reflexión sobre el uso "justo y necesario" de los recursos asignados.